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Recordando a nuestra Hermana Amalita

La tarde del pasado día 1 de Julio, partía para la Casa del Padre, a la edad de 88 años                                                                     
EN RECUERDO DE NUESTRA QUERIDA AMIGA
 
AMALITA FERNÁNDEZ HINOJOSA


“...Ven amada mía, esposa mía, ven...”

La tarde del pasado día 1 de Julio, nuestra querida amiga Amalia Fernández Hinojosa, partía para la Casa del Padre, a la edad de 88 años, en Barcelona, donde vivió sus últimos años, rodeada, asistida y querida de toda su familia.

A pesar de su limitación física, debido a una poliomielitis, nunca escatimó vivir lejos de su familia por motivos de estudios, trabajo: ejerció de maestra de EGB en toda su trayectoria profesional, primero en Carratraca (Málaga) y después en Ronda, su pueblo natal.

Desde muy jovencita se integro en la Fraternidad Carlos de Foucauld. profundamente enamorada de Jesús y su Evangelio. Dios Padre nos regaló con su presencia y testimonio muchos años. Para ella Nazaret, los pobres, la amistad, la Fraternidad, su familia, eran sus pilares fundamentales.

Hoy notamos su ausencia física para siempre, pero también nos alegramos de su plenitud de Vida en la Resurrección, desde donde le pedimos que interceda por nosotras ante el Padre. En nosotras siempre estará presente en el recuerdo y en el corazón.

Gracias, Amalita, por tu vida y por tu testimonio

Región Centro-Sur

España: En recuerdo de Juanita



EN RECUERDO DE JUANITA



El pasado 1 de Octubre murió Juanita Priego, para los miembros de la Fraternidad Carlos de Foucauld, simplemente Juanita y ya estaba todo dicho. Pero en recuerdo de ella queremos destacar algunos rasgos de su vida.

Nació en Bujalance, Córdoba, pueblo al que siempre se sintió vinculada y donde ella expresó siempre que se sintió hija de Dios e hija del pueblo, por que Juanita llevó arraigada en su vida estos dos amores, con una conciencia de clase y de pertenencia al mundo del trabajo. Desde los once años ya empezó a trabajar en casa de una señora para “hacer los mandaos”, hasta jubilarse como limpiadora en un Instituto de su pueblo.

Las situaciones de explotación de aquellos años y lo padecido a lo largo de su vida, no dejaron en ella el más mínimo signo de amargura, al contrario, todo fue vivido como Don, y con la gracia y espontaneidad que Dios le dio nos hizo reír con sus anécdotas.

Pero Juanita era mucho más, Dios se hizo presente en su vida y ella lo “agarró” para ser su testigo en los más pobres y necesitados. Vivir esta dimensión en su pueblo fue lo cotidiano. Su clarividencia para el compromiso permanente con los últimos y su fidelidad de entrega hasta el último momento fue una constante.

Las que hemos tenido la suerte de acompañar sus últimos meses lo hemos vivido como una gracia de Dios.

La penosa y dolorosa enfermedad la acercó tanto al Dios en que creía que sus últimos días fueron para pedirle constantemente que se la llevara: - “El Señor está tan ocupado y se despista, que no me oye y yo quiero que me lleve ya”.

En sus penosas horas de diálisis recitaba a San Juan de la Cruz, que se sabía de memoria: -“Eso me consuela”.

Podríamos escribir un libro pero esta breve reseña nos obliga a terminar. Creemos que con Jesús podemos terminar diciendo: “Te bendigo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste esto a los sabios y prudentes y lo descubriste a los pequeños” (Mt. 11,25)



Su Fraternidad.